María M. Bautista

En estos días de julio recuerdo la Avenida de la Libertad y el sol tan
alto. Un mediodía en una playa de Kelibia, donde tenía lleno de sal el
pelo. Los campos de cultivo y el ocaso al final de una carretera. Una
noche en Mahdía en la que nuestros ojos eran luciérnagas y apenas se
distinguían el zumbido del mar y los mosquitos.
La subida a Gammarth y el azul de repente.
María M. Bautista