31 de agosto
de mil novecientos cuarenta y uno.
Marina Tsvietaieva mira al suelo
después de la tristeza y las humillaciones,
escribe a tres amigos, entre ellos Nikoài:
- Y a mí discúlpeme, no pude más.
Después en Elabuga canta un mirlo
que ha aprendido a volar.
Fernando Valverde
Razones para huir de una ciudad con frío
0 comentarios:
Publicar un comentario