Fernando Valverde
Hay un silencio sordo en Nieuwe Kerk.
Un funeral de viento y avenidas
sin campanas, ni lluvia, ni cadáver.
Nadie sabe su nombre a pesar del tumulto.

Las prostitutas lloran sin calcular el tiempo,
los hombres de negocios se detienen y saben
la longitud del día,
los náufragos se quitan el sombrero,
saludan a las damas que muestran sus collares
de perlas y conchas.
Hoy el mar se ha callado por detrás de los diques.
Los puentes son inútiles a pesar del olor
que dejan los canales en los cuerpos.
Hoy todo se parece a un magnicidio.
Alguien dice mi nombre en Nieuwe Kerk.
Un funeral de viento y avenidas
sin campanas, ni lluvia, ni cadáver.
Nadie sabe su nombre a pesar del tumulto.

Las prostitutas lloran sin calcular el tiempo,
los hombres de negocios se detienen y saben
la longitud del día,
los náufragos se quitan el sombrero,
saludan a las damas que muestran sus collares
de perlas y conchas.
Hoy el mar se ha callado por detrás de los diques.
Los puentes son inútiles a pesar del olor
que dejan los canales en los cuerpos.
Hoy todo se parece a un magnicidio.
Alguien dice mi nombre en Nieuwe Kerk.
Fernando Valverde
Razones para huir de una ciudad con frío