En Amsterdam el sol se parece a un ahogado

Fernando Valverde
Hay un silencio sordo en Nieuwe Kerk.

Un funeral de viento y avenidas
sin campanas, ni lluvia, ni cadáver.

Nadie sabe su nombre a pesar del tumulto.

Las prostitutas lloran sin calcular el tiempo,
los hombres de negocios se detienen y saben
la longitud del día,
los náufragos se quitan el sombrero,
saludan a las damas que muestran sus collares
de perlas y conchas.

Hoy el mar se ha callado por detrás de los diques.

Los puentes son inútiles a pesar del olor
que dejan los canales en los cuerpos.

Hoy todo se parece a un magnicidio.

Alguien dice mi nombre en Nieuwe Kerk.

Fernando Valverde

Razones para huir de una ciudad con frío

Diez Principios para una Nueva Arquitectura

Yona Friedman

1. El futuro de las ciudades: serán centros de recreo y esparcimiento, centros de vida pública, centros de organización y decisión de interés público. Otras funciones (trabajo, producción) están cada vez más automatizadas y, consecuentemente, están cada vez menos localizadas en las grandes aglomeraciones. El énfasis primordial en el trabajador perderá su significado y el trabajador se convertirá en espectador o cliente.
2. La nueva sociedad urbana no debe ser conformada por el urbanista. Las diferencias sociales entre los diversos distritos deben evolucionar espontáneamente. Un excedente de viviendas de alrededor del 10 por ciento es suficiente para que los habitantes puedan elegir sus barrios respectivos, de acuerdo con sus preferencias sociales.
3. Las grandes ciudades deben incorporar actividad tanto agrícola como industrial. El agricultor urbano es una necesidad social.
4. El clima de las ciudades debe ser regulado. Esto permitiría una gran libertad y aumentaría la eficacia en relación al uso: las calles se convierten en los centros de la vida pública.
5. Las estructuras, que en conjunto forman el tejido físico de la ciudad, deben reflejar los avances de la tecnología moderna (por ejemplo, en la actualidad los puentes pueden atravesar distancias de muchos kilómetros).
6. Una ciudad nueva construida desde cero en el desierto no es en general una propuesta viable. Las grandes ciudades han evolucionado a partir de antiguas ciudades pequeñas: la nueva ciudad debe ser una intensificación de ciudades existentes.
7. La técnica tridimensional de este urbanismo (urbanisme spatial) permite la agrupación de distritos no sólo yuxtapuestos sino también superpuestos.
8. Las estructuras que forman la ciudad deben ser esqueletos, que se rellenarán según se desee. Las adiciones a estos esqueletos dependen de la iniciativa de cada habitante.
9. No sabemos el tamaño óptimo de una ciudad. No obstante, la experiencia nos dice que las ciudades de menos de tres millones de habitantes se hunden en el provincianismo y que las ciudades de un tamaño superior a ése se vuelven inmensas. El límite empírico de tres millones de habitantes parece ser el tamaño óptimo.
10. Dada la tendencia a la emigración hacia las ciudades, no es exagerado estimar que en el futuro próximo las ciudades albergarán al 80-85 por ciento de la humanidad; esta cifra es actualmente del 50 por ciento. No es demasiado exagerado imaginar que toda la población de Francia cabría en diez o doce ciudades de tres millones de habitantes, toda la de Europa en 100-120 ciudades, toda la de China en 200 ciudades y toda la del mundo en 1000 grandes ciudades.

Pyramid Song (Der Himmel uber Berlin)

Radiohead

I jumped in the river and what did I see?
Black-eyed angels swam with me
A moon full of stars and astral cars
All the figures I used to see
All my lovers were there with me
All my past and futures
And we all went to heaven in a little row boat
There was nothing to fear and nothing to doubt

I jumped into the river
Black-eyed angels swam with me
A moon full of stars and astral cars
And all the things I used to see
All my lovers were there with me
All my past and futures
And we all went to heaven in a little row boat
There was nothing to fear and nothing to doubt

There was nothing to fear and nothing to doubt
There was nothing to fear and nothing to doubt


Radiohead

Ciudades de la noche roja

Jesús Ferrero
Viajero, nunca visites, ni siquiera en sueños,
las ciudades de la noche roja.
No es que sean ciudades perdidas de la memoria,
tampoco son ciudades imaginarias.
Son ciudades que arden en la mente
de los insaciables
y los apacibles.
Son ciudades que queman.

Una de ellas se encuentra
en medio de un arenal,
de un país que he olvidado.
La precede un bosque inmenso
de árboles rojos y pardos,
que parecen arbustos del desierto,
y que acogen el polvo de varias carreteras
llenas de curvas.
Finalizado el bosque aparece la ciudad.
Esa ciudad es un abismo. Su noche tan roja,
tan negra, es mucho más
que una tentación.
Parece una ciudad del infierno pero está en este mundo
y basta con pisar sus calles para sentir escalofríos.

No voy a decir qué hacen los habitantes de esa ciudad.
No puedo decirlo. Sólo puedo susurrar que allí
se hace continuamente real lo inconfesable.
No es la única ciudad de la noche roja.
Hay muchas otras en otros lugares.
Al norte, muy al norte,
donde los griegos y Nietzsche situaron
a los hiperbóreos,
hay otra ciudad de la noche roja.
La gente vive allí
en una locura general y absoluta
y circulan por las calles
terroríficos policías vestidos de negro
que parecen nazis.
En esa ciudad hay muchos fuegos.
Hogueras y más hogueras sobre la nieve,
haciendo más rojo el sol de medianoche.
Te habrán dicho que en Oriente hay más,
muchas más ciudades de la noche roja,
de la noche escalofriante.
Lo sé, las he conocido
y he mirado los ojos de la verdad.

Viajero, nunca visites, ni siquiera en sueños,
las ciudades de la noche roja.
a no ser que hayas perdido la memoria
o creas no haber nacido.
Son ciudades que arden, son ciudades
que queman
y que están en este mundo y en otros.
Son diamantes que abrasan los límites
de la conciencia
y ya no hay mañana, ayer, ni nombres...
Viajero, nunca visites, ni siquiera en sueños,
las ciudades de la noche oscura,
las ciudades de la noche pura,
las ciudades de la noche roja.

Jesús Ferrero

Las Noches Rojas

Sobre trenes y niños

Alexis Díaz-Pimienta
De niños nos preguntábamos
dónde empezaban las líneas del tren,
siempre inabarcables con la vista.
Nos aburríamos de nuestros trenes de juguete
que daban vueltas y más vueltas
en el suelo del cuarto;
soñábamos con escaparnos algún día
en un tren verdadero, hacia la nada.

Ahora sabemos que todo tren
parte de un pañuelito húmedo
que alguien agita en su memoria.

Alexis Díaz-Pimienta

Fiesta de Disfraces

De viaje

Astrud alrededor de Los Planetas