Ciudades de la noche roja

Jesús Ferrero
Viajero, nunca visites, ni siquiera en sueños,
las ciudades de la noche roja.
No es que sean ciudades perdidas de la memoria,
tampoco son ciudades imaginarias.
Son ciudades que arden en la mente
de los insaciables
y los apacibles.
Son ciudades que queman.

Una de ellas se encuentra
en medio de un arenal,
de un país que he olvidado.
La precede un bosque inmenso
de árboles rojos y pardos,
que parecen arbustos del desierto,
y que acogen el polvo de varias carreteras
llenas de curvas.
Finalizado el bosque aparece la ciudad.
Esa ciudad es un abismo. Su noche tan roja,
tan negra, es mucho más
que una tentación.
Parece una ciudad del infierno pero está en este mundo
y basta con pisar sus calles para sentir escalofríos.

No voy a decir qué hacen los habitantes de esa ciudad.
No puedo decirlo. Sólo puedo susurrar que allí
se hace continuamente real lo inconfesable.
No es la única ciudad de la noche roja.
Hay muchas otras en otros lugares.
Al norte, muy al norte,
donde los griegos y Nietzsche situaron
a los hiperbóreos,
hay otra ciudad de la noche roja.
La gente vive allí
en una locura general y absoluta
y circulan por las calles
terroríficos policías vestidos de negro
que parecen nazis.
En esa ciudad hay muchos fuegos.
Hogueras y más hogueras sobre la nieve,
haciendo más rojo el sol de medianoche.
Te habrán dicho que en Oriente hay más,
muchas más ciudades de la noche roja,
de la noche escalofriante.
Lo sé, las he conocido
y he mirado los ojos de la verdad.

Viajero, nunca visites, ni siquiera en sueños,
las ciudades de la noche roja.
a no ser que hayas perdido la memoria
o creas no haber nacido.
Son ciudades que arden, son ciudades
que queman
y que están en este mundo y en otros.
Son diamantes que abrasan los límites
de la conciencia
y ya no hay mañana, ayer, ni nombres...
Viajero, nunca visites, ni siquiera en sueños,
las ciudades de la noche oscura,
las ciudades de la noche pura,
las ciudades de la noche roja.

Jesús Ferrero

Las Noches Rojas

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