Felipe Benítez Reyes
Los dátiles que saben a desierto. Los errátiles
muchachos desdentados que corren tras las mulas
cargadas de naranjas y de jarras de azófar...
¿De qué hondura del tiempo
llegan estas imágenes?
... Esos niños herreros que sonríen a turistas
de kodaks presurosas
mientras el fuego pone el metal al rojo vivo,
igual que el corazón de una gacela,
o esas babuchas doradas sobre las esterillas
en la mezquita de las murmuraciones intercambiadas
entre un hombre y su dios...
¿De qué hondura del tiempo?
Como si el tiempo
existiera tan sólo en el pasado,
al margen de este vértigo imparable.
Los dátiles que saben a desierto. Los errátilesmuchachos desdentados que corren tras las mulas
cargadas de naranjas y de jarras de azófar...
¿De qué hondura del tiempo
llegan estas imágenes?
... Esos niños herreros que sonríen a turistas
de kodaks presurosas
mientras el fuego pone el metal al rojo vivo,
igual que el corazón de una gacela,
o esas babuchas doradas sobre las esterillas
en la mezquita de las murmuraciones intercambiadas
entre un hombre y su dios...
¿De qué hondura del tiempo?
Como si el tiempo
existiera tan sólo en el pasado,
al margen de este vértigo imparable.
Felipe Benítez Reyes
Escaparate de Venenos
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