que procuró a la piel de la tristeza
permanece en la lluvia de un recuerdo.
(Los años que han pasado la han traído
otras veces después como perdida
a este lugar lejano y tan difícil)
Mi madre la miraba con ojos derrotados,
parecía buscar un lugar apacible,
un minuto de paz donde llorar sin cotas.
(Siempre supo creer las historias más simples,
seguro que la tuvo prevista como un náufrago
prevé el fín del océano)
Pero la lluvia torpe, llegó para quedarse,
derribó una ciudad más nuestra que nosotros,
tuvo en las mano cuerpos que nunca se entregan.
Y el silencio dejó un final predecible,
el frío en la ciudad, los charcos en la acera,
y una luz que no supo convertirse en un faro.
Fernando Valverde
Razones para huir de una ciudad con frío
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