Carmelo Sánchez Muros
¿De dónde llega esta corriente lenta? ¿A dónde va, reptando por barrancos, desiertos y mesetas, para saciar la sed del dátil y la cabra? ¿Qué encontrará en su curso fluvial inagotable? Ha menguado el caudal. La torre que vigila imprevistas crecidas, se vence sobre el lecho de los bancos de arena, que han surgido del fondo bajo el sol implacable. Hay un niño que salta y zambulle su cuerpo en las aguas pacíficas que remansa la orilla. Bebe un pájaro errante posado en un ribazo. Abrasa el astro incendiando el paisaje: tanta luz, un castigo para el ojo sediento.
Quien nombra el río, al Paraíso Terrenal invoca, ya que marcó los límites del Edén que habitaron muestros primeros padres (simios, u hombres ya), desnudos pecadores, que iniciaran la estirpe que el Génesis relata. Miro las aguas pasar sin detenerse. Van buscando su origen movedizo y profundo, y arrastran las imágenes que las aguas diluyen... Raqqah, en la distancia eleva su muralla.
¿De dónde llega esta corriente lenta? ¿A dónde va, reptando por barrancos, desiertos y mesetas, para saciar la sed del dátil y la cabra? ¿Qué encontrará en su curso fluvial inagotable? Ha menguado el caudal. La torre que vigila imprevistas crecidas, se vence sobre el lecho de los bancos de arena, que han surgido del fondo bajo el sol implacable. Hay un niño que salta y zambulle su cuerpo en las aguas pacíficas que remansa la orilla. Bebe un pájaro errante posado en un ribazo. Abrasa el astro incendiando el paisaje: tanta luz, un castigo para el ojo sediento.
Quien nombra el río, al Paraíso Terrenal invoca, ya que marcó los límites del Edén que habitaron muestros primeros padres (simios, u hombres ya), desnudos pecadores, que iniciaran la estirpe que el Génesis relata. Miro las aguas pasar sin detenerse. Van buscando su origen movedizo y profundo, y arrastran las imágenes que las aguas diluyen... Raqqah, en la distancia eleva su muralla.
Carmelo Sánchez Muros
Memorias de Siete Leguas
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