Fernando Valverde
Ajeno a las banderas del otoño.No tienen corazón el lago ni el paisaje,
son un rincón de viento sin conciencia.
También son geométricas las manos y el oído,
heridas de edificios que sostiene la espalda
de aquel que los presiente, y pesan, y se escurren,
como todas las cosas que no pueden mirarse.
En esta soledad de diecisiete
millones de habitantes por las calles.
Ajeno a sus banderas,
el otoño prefiere los rincones
en los que nadie sabe la altura del asfalto.
Fernando Valverde
Razones para huir de una ciudad con frío
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